¿Cuperosis?, tiene tratamiento...

La cuperosis se identifica con la aparición de filamentos finos de color rojizo, principalmente en mejillas, aletas de la nariz y mentón. Estos filamentos son comúnmente conocidos como «telangiectasias», de las que se hablará más adelante. La cuperosis es mucho más común en las mujeres que en los varones y no es una alteración grave, ni mucho menos, aunque para muchas personas resulta molesta y antiestética, de ahí que busquen soluciones a su problema.

Esta alteración de la circulación producida por una dilatación de los microcapilares en el cuadro de una inflamación cutánea es más frecuente en personas con piel sensible, blanca, fina y/o que se enrojece con facilidad, ya que la epidermis de estas pieles es mucho más transparente.

La cuperosis no es una enfermedad sino un problema estético, pero si quienes la sufren no se cuidan bien la piel, lo cierto es que, con el paso del tiempo (entre los 35 y los 40 años de edad), puede desembocar en una rosácea, una condición que reviste mayor gravedad.

Alteración Vascular

La cuperosis se puede catalogar como una alteración vascular de las arteriolas y vénulas. Al ser la elasticidad de estos vasos periféricos prácticamente nula, cuando el flujo sanguíneo se incrementa de forma brusca, los factores externos estresantes debilitan las paredes de los vasos y es esta dilatación continua de las vénulas y arteriolas la causante de que éstas sean visibles en la piel blanca y sensible.

Suele tener un componente genético (familiar) y puede estar agravada por ciertos tóxicos, como el alcohol o el tabaco, medicamentos, etc.

Factores desencadenantes

Cabe distinguir entre factores internos y externos.

Factores externos
Entre los factores que pueden producir la aparición de telangiectasis cabe distinguir diferentes categorías: químicos, físicos y medioambientales.

Los factores químicos son todos aquellos que mediante la acción nociva de agentes químicos o irritantes, como puede ser, por ejemplo, los jabones, provocan un eccema facial con facilidad.

Son factores físicos el contacto con el agua fría, la exposición al calor, los pequeños golpes y traumatismos en la piel.

Los factores medioambientales son los cambios de temperatura, las lluvias, el calor intenso, el viento, el frío, etc., pues favorecen la deshidratación dérmica y producen alteraciones en su vascularización. Podemos mencionar también el caso de cuperosis producidas por microorganismos tales como Demodex folliculorum y Helicobacter pylori.

Todos estos estos factores pueden producir una vasodilatación y vasoconstricción brusca y provocar la aparición de telangiectasias.

Factores internos
Trastornos digestivos ocasionados por una ingestión excesiva de alcohol, alimentos picantes o irritantes y/o alimentos mal masticados, el nerviosismo unido al estrés y enfermedades como hipertensión, diabetes y problemas hepáticos pueden favorecer la aparición de cuperosis.

Características de una piel sensible

La piel sensible suele presentar una apariencia clara, delicada y blanca, con una consistencia muy fina. Puede existir sensación de quemazón, tirantez con propensión a la sequedad, tendencia a manchas, eritema, prurito y calor, cutis de apariencia frágil, envejecimiento más rápido, aparición frecuente de cuperosis.

Síntomas

Los primeros síntomas que podemos encontrar en la cuperosis son el enrojecimiento y la congestión de la zona media de la cara. Al principio se manifiesta durante períodos cortos, pero puede llegar a manifestarse de manera permanente. El siguiente síntoma es una aparición de telangiectasias de color rojizo o rojo-violáceo.

Tipos

Cabe diferenciar dos tipos de cuperosis:

Cuperosis rosácea: dilataciones venosas alrededor de la nariz y los pómulos, que causan un enrojecimiento acelerado que, a su vez, suele confundirse con acné, pues suelen aparecer pequeños granos que no producen comedón. Se presenta después de los 25 años normalmente. También difiere del acné en su origen porque no se debe a cambios hormonales, sino que se relaciona con el estrés, el consumo de productos muy calientes e incluso la ingesta de alcohol.

Cuperosis adquirida: está relacionada con factores externos, como largas exposiciones al sol sin la protección adecuada, o abuso de lámparas solares. También puede atribuirse al uso de cremas a base de cortisona (con el objetivo de reducir inflamación de la piel) o de determinados cosméticos que son agresivos para la piel.

Rosácea

La rosácea, al contrario de la cuperosis, sí es una enfermedad que presenta las telangiectasias de manera permanente en la piel, se manifiesta con manchas y pequeños granitos rojos que persisten durante días, además de generar pústulas, pápulas y granulomas, siguiendo un curso evolutivo crónico, en el que alternan períodos de empeoramiento y remisión. También afecta al sistema visual que comprende manifestaciones menores (frecuentes) y mayores (raras). Las primeras son: calacios, conjuntivitis y úlceras marginales. Las mayores consisten en infiltraciones nodulares de la conjuntiva, de los tejidos episclerales y de la córnea. Las alteraciones corneales son características y las queratitis severas pueden conducir al serio deterioro de la visión.

Las manifestaciones clínicas son muy variables de unos pacientes a otros y en un mismo enfermo a lo largo del curso clínico del proceso, aunque pueden definirse como sofocos, eritemas, telangiectasias y edemas. Clínicamente la rosácea se desarrolla especialmente por las zonas seborreicas mediofaciales, pero las formas intensas llegan a cubrir toda la cara, incluyendo los párpados, y se propagan también hasta el cuello. La afección se instala tanto sobre piel gruesa o seborreica como en la fina o seca, no obstante predomina sobre los depósitos sebáceos. El desarrollo es lento y engañoso ya que el cuadro completo tarda años en manifestarse. Las dilataciones capilares datan en ocasiones desde la adolescencia y suelen coincidir con angiomas estelares.

UNA CUPEROSIS NO TRATADA PUEDE DESEMBOCAR CON EL TIEMPO (ENTRE LOS 35 Y 40 AÑOS DE EDAD) EN UNA ROSÁCEA

En una minoría de casos, la nariz, debido a la hiperplasia del sistema venular y linfático, se agranda adoptando una configuración mamelonada (como una excrecencia de forma similar a la de un pezón) con lóbulos rojo-violáceos.

A esta elefantiasis nasal, verdadera complicación de la rosácea, se la conoce con el nombre de rinofima vascular.

Otra variedad es el rinofima glandular, que se desarrolla por una notable hiperplasia de las estructuras sebáceas. La piel, notablemente seborreica, muestra los orificios pilosebáceos enormemente dilatados.

El rinofima se observa casi exclusivamente en el sexo masculino. La queratitis severa puede progresar aunque experimenten mejora las lesiones cutáneas.